El tráfico urbano cada vez impone más pérdidas económicas y daños en la salud por la contaminación ambiental.
La semana pasada mencioné que una aplicación del mecanismo de precios podría contribuir a mejorar las condiciones del insostenible tráfico urbano, el cual cada vez impone mayores pérdidas económicas e impactos negativos en la salud por la mayor contaminación ambiental.
Una propuesta en ese sentido sería la siguiente: se parte de un mapeo preciso de los congestionamientos en las principales avenidas y cruceros de la ciudad, identificando un patrón de horas pico. Así se podrá dividir la ciudad en zonas de tráfico por horario y con ello se establecerían las tarifas de sobreprecio para circular en las zonas horarias. Habrá zonas de menor costo que otras en horarios específicos. En la calcamonía de la verificación que ya cada auto tiene, se le incluiría un chip que vía satélite o algún otro medio tecnológico registre cuando un vehículo transita en una de esas zonas a esas horas. El cobro puede ser a una tarjeta de crédito o mensualmente se manda un estado de cuenta, pues ya se tiene identificado al dueño del vehículo. Los que no paguen enfrentarán los adeudos con recargos al momento de verificar su auto. Para evitar el problema de que una medida así afecte menos a los de mayores ingresos, el pago podría ser, en parte, con trabajo comunitario (limpiar calles, tapar baches, trabajos de pintura, etcétera). Inclusive si se trata de un evasor sistemático del pago, sólo podrá hacerlo con los mencionados trabajos comunitarios; presumiblemente eso le preocupará más que pagarlo en dinero.
¿Cómo funcionaría? Supóngase que a las 8 de la mañana se tiene la necesidad de circular por la zona X, que está identificada como de alto tránsito a esa hora. El satélite detectará el ingreso del vehículo a la zona X. Una aplicación en el celular informaría de los costos en las diferentes vías para conocer de antemano lo que deberá pagarse por circular por dicha zona a esa hora. El transporte público estaría exento.
Pero es indispensable una sustancial mejora inmediata en la cobertura y servicio del transporte público. Al final, se trata de desincentivar el uso del automóvil particular. Pero ello debe formar parte de una estrategia integral de vialidad y los resultados no serían inmediatos.
No faltarán los que critiquen este tipo de propuestas por encarecer el uso de la vía pública. Pero, desde el punto de vista del bienestar social, internalizar las llamadas externalidades negativas mediante un pago por parte de quien las ocasiona es una manera eficiente de regular los costos a la sociedad. Asimismo, si bien al inicio se requiere una inversión importante para financiar el sistema, a futuro con los ingresos que se generan, el proyecto se iría pagando.
Si la doctora Sheinbaum realmente desea mejorar las condiciones de vida de la atribulada Ciudad de México, debería considerar un plan maestro integral de vialidad urbana que incluya de alguna manera la aplicación del mecanismo de precios. Existen varias compañías internacionales listadas en Internet que ofrecen consultorías en esta materia. No hacer nada o poco, ya no es opción.
Kaiser, F. R. (2018, October 05). El tráfico en la CDMX (II). Retrieved from https://www.eleconomista.com.mx/opinion/El-trafico-en-la-CDMX-II-20181004-0156.html